miércoles, diciembre 10, 2008

¿Regalos, Por qué?

¿Cuál es el objeto de los regalos de fin de año? Realmente el desarrollo de la relación entre clientes y proveedores, al menos en el ambiente latinoamericano, lleva al desarrollo de una verdadera relación afectiva. ¿O será que funciona al revés? ¿Debemos enviarles un regalo a nuestros clientes?¿Será que nos están haciendo un favor al contratarnos? ¿Les estamos haciendo nosotros un favor? Ellos están pagando por un producto o servicio que tiene que ser de muy buena calidad acorde con el precio pagado. Claramente, también está, como dicen en las aerolíneas, el “Gracias por elegirnos, sabemos que tiene opciones”.

Créanme, no soy Scrooge, quien odia la navidad quien está escribiendo. No he sido poseído por el ángel negro de la navidad. Me fascina la navidad, y creo que realmente es quizás una de las épocas más bonitas del año. Simplemente, creo que si bien las relaciones entre las organizaciones están guiadas y determinadas por las relaciones entre los seres humanos que las componen, podemos aprovechar este tiempo para  permitirle a personas que realmente no han tenido nuestra suerte el tener un respiro en su situación. Podemos aprovechar esta época para permitir que personas menos favorecidas reciban realmente un regalo mucho más significativo que el que nos podemos  brindar entre las organizaciones que hemos trabajado conjuntamente a lo largo del año.

Afortunadamente quienes tenemos la posibilidad de trabajar tenemos además la obligación de poner nuestros mayores esfuerzos para entregar la mejor calidad tanto en nuestros productos como en los servicios. Quienes tenemos la tarea de comprar, tenemos la obligación moral de adquirir los mejores productos y servicios posibles dados los recursos con los que podemos contar. Los dos nos debemos sentir satisfechos si logramos cumplir con estas tareas de la mejor manera posible.

Ahora bien, creo que hay en el país tantas fundaciones e instituciones que buscan permitirle una calidad de vida al menos decorosa a algunos compatriotas, que realmente están necesitando cualquier tipo de apoyo para el desarrollo de su misión, y que nuestros clientes generalmente están en una posición privilegiada, que comprenderán perfectamente que destinemos una mayor parte de los recursos a apoyar estas causas que a dar regalos altamente sofisticados y costosos. 

Ahora bien, no necesariamente los regalos tienen que ser en dinero. Claro que este siempre es necesario, pero en muchas ocasiones podemos brindar de lo mismo que hacemos. Estos productos o servicios, que de otra manera serían demasiado onerosos para ser siquiera tenidos en cuenta como alternativas viables, pero que son de gran valor para estas fundaciones, pueden hacer una gran diferencia en la capacidad de trabajo de dichas organizaciones. Esos computadores que ya parecieran que no nos dan la velocidad esperada, que “ya han cumplido su ciclo” realmente son altamente apetecidos, y en ellos muchas personas pueden tener un acceso a los beneficios que la tecnología puede ofrecer. Estamos en capacidad también de incentivar a nuestros colegas y empleados para que ofrezcan su conocimiento, para que a partir de la donación de tiempo, otros compatriotas puedan acceder a la tecnología, y nosotros podamos compartir nuestro conocimiento para brindarles una nueva posibilidad de conocer el mundo.

Se me ocurren nuevas formas de compartir experiencias. ¿Qué tal poder compartir con otras personas las experiencias, las fotos, los videos que hemos adquirido a lo largo de los múltiples viajes de negocios? ¿Qué tal la posibilidad de compartir un rato de lectura o un espacio de discusión sobre lo aprendido en los seminarios a los cuales nuestras organizaciones nos envían? ¿Compartir dentro de nuestros esfuerzos de mercadeo la difusión de las actividades y logros de múltiples entidades que han permitido el mejoramiento de la calidad de vida de algunos, muchos o pocos? La difusión puede ser todo lo que alguna fundación necesita para conseguir los recursos que tanta falta les hacen.

Tenemos una gran oportunidad para impactar el mundo que nos rodea. Podemos regalar distintos tipos de productos y servicios que finalmente le permitirán a distintas personas mejorar su calidad de vida y tener la posibilidad de conocer otras caras del mundo. Podemos hacer que estos regalos realmente le cambien un poquito de la vida a otras personas, o les permita adquirir conocimientos de otra manera inalcanzables. El mejor regalo es aquel en que quien lo recibe realmente puede encontrar un motivo de alegría, gozo y desarrollo.

Espero que todos hayan tenido un muy buen año, y que el año entrante les traiga mucha prosperidad y felicidad.